EN MEMORIA DE ELLA, Una reconstrucción teológico-feminista de los orígenes del cristianismo

De Elisabeth Schüssler Fiorenza

Esta es una compilación de mis escritos sobre el libro "EN MEMORIA DE ELLA, Una reconstrucción teológico-feminista de los orígenes del cristianismo", de Elisabeth Schüssler FiorenzaHay otras personas que hicieron este mismo ejercicio en el blogs que llamamos MUJER, GÉNERO Y EDUCACIÓN: http://nakawe.jimdo.com/blogs-anteriores/, puedes ir a visitarlo.

 


RESTITUIR A LA MUJER SU HERENCIA HISTÓRICA

"Luchamos a una por la libertad,
un mismo latido, canción del Espíritu.
Hermanas en el gozo, en el dolor,
antigua y fuerte es nuestra danza
"


Ultima estrofa de la canción RUAH de Ain Karen.

La lectura de Elisabeth Schüssler Fiorenza está desencadenando en mí un resituarme frente a la Biblia. Me acerco a ella, la leo, la reflexiono y la oro de manera diferente. Esta primera parte de su libro "EN MEMORIA DE ELLA" me está proporcionando claves de lectura, respuestas a preguntas que me he planteado desde mucho tiempo atrás y sobre todo, un referente para seguir en este proceso de construcción de mi propia identidad de mujer. A continuación les comparto algo de esto.


Schüssler Fiorenza plantea la necesidad de representar la historia del cristianismo primitivo como herencia de las mujeres y de la misma humanidad. Las luchas de ellas son las nuestras, y su forma de actuar puede recrear nuestra conducta. El canto de Ain Karen expresa la solidaridad que nos une y que por otro lado, nos impulsa a seguir danzando hasta liberar el poder emancipador de la comunidad cristiana que "no está teológicamente enraizada ni el diformismo sexual-espiritual ni en la dominación eclesial patriarcal, sino en unavisión igualitaria y en unas relaciones sociales altruistas que no pueden ser referidas a las diferencias entre lo masculino y lo femenino".


Me quedó claro por ejemplo: (a) que la Biblia tiene impacto político en las iglesias, la sociedad y las instituciones; (b) que su lenguaje es androcéntrico y que "ellos" han dejado su rastro sobre la revelación bíblica; (c) que no todas las afirmaciones bíblicas tienen el mismo rango en cuanto a verdad y autoridad; (d) que la imaginería patriarcal y el lenguaje androcéntrico son la forma pero no el contenido del mensaje bíblico; (e) que los símbolos teológicos han perdido las imágenes y motivos femeninos, despojando a las mujeres del poder nombrar; (f) que hubo una interesada devaluación y supresión del culto a la "Diosa", eliminando la legitimidad del poder femenino como poder independiente, salvífico, sustentador y principio divino presente en nosotras; (g) que el lugar de la revelación no es el texto androcéntrico sino la vida y ministerio de Jesús y el movimiento de mujeres y hombres impulsado por él; (h) que la selección y transmisión androcéntricas de las tradiciones cristianas primitivas han forjado la marginación histórica de la mujer, pero no son un reflejo fiel de la realidad histórica en lo que atañe a su responsabilidad y participación en el movimiento cristiano; (i) y que en esta lucha, el liderazgo de las mujeres fue sometido, sin embargo, las corrientes igualitarias del cristianismo primitivo nunca fueron eliminadas...


Las anteriores afirmaciones cambiaron mi manera de orar la Biblia, de acercarme y hablar de ella. Para que no se asusten, debo decirles que la Sagrada Escritura no ha perdido su sentido sagrado y su posición en mi espiritualidad. Pero constato que se están modificando mis formas de interpretar y rezar con los símbolos, las metáforas divinas, los personajes sobre todo las mujeres. En fin... creo que la lectura de este libro traerá nuevas síntesis. Les envió un súper abrazo.


¡Ah!!! la imagen que coloqué es otra forma de iconografía divina que estoy usando en mi oración y mi catequesis.

 

Nancy Olaya


DISCIPULADO DE IGUALES COMO ALTERNATIVA AL SISTEMA PATRIARCAL

Las que nos hemos lanzado a leer el libro de Elisabeth Schüssler Fiorenza y hemos permanecido en esta tarea, sabemos por experiencia que no resulta nada sencilla ni placentera. Sin embargo, hay una parte de nosotras que siente recompensado el esfuerzo de continuar y persistir, a pesar de las tentaciones para abandonar.


Una cosa es leerla y comprender muchas de sus ideas, y otra es escribir sobre ellas. Trataré de compartirles imágenes que me resultaron muy iluminadoras y me causaron una inmensa alegría. Voy a tratar por separado cada una de esas ideas e imágenes descubiertas y/o resignificadas. Lo que haré es glosar a la autora con la expresa intención de organizar mi pensamiento.


- Una de las imágenes que se instalaron en mí, es la de las mujeres judías y griegas (aquellas que se unieron al movimiento de Jesús) COMO PRECURSORAS de los movimientos cristianos de mujeres. Me siento agradecida, hermana y heredera de su experiencia. Así mismo, descubrí con mayor profundidad el JESÚS FEMINISTA, quién desarrolló su visión al lado de mujeres y contestó el patriarcado judío.


  • De acuerdo con lo anterior, esta lectura modificó la imagen que tenía de la situación de la mujer en la época de Jesús. Uno de las fuentes que nos presenta Schüssler Fiorenza para este propósito es el LIBRO DE JUDITH. Escrito en el siglo I a.C. inspiró movimientos proféticos, recogió el tema de la Sabiduría y rescató la imagen de Dios como "Dios de los humildes, defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados" (9, 11). Por otro lado, revela datos sobre la vida de ciertos grupos de mujeres. Mujeres viudas, herederas de abundantes recursos. Tienen libertad para rechazar un nuevo matrimonio y consagrarse a la oración, la ascesis y la celebración del Sabbath. Con autoridad moral para ofrecer consejos a los ancianos de la ciudad. Mujeres que como Judith destacan por su sabiduría, valor, fe y dedicación a la liberación de su pueblo. En este escrito la perspectiva femenina se hace evidente: la sabiduría triunfa sobre la fuerza bruta, la perseverancia, la fidelidad y el coraje sobre la tímida resignación de los hombres.


  • Confirmé la imagen del Reino de Dios como COMIDA COMUNITARIA Y FESTIVA. No es la comida cultual de los fariseos lo que está en el centro del movimiento de Jesús, sino la mesa comunitaria que no excluye a nadie; todos y todas son invitados: mujeres, hombres, niños, pobres, pecadores, impuros, prostitutas, etc. No quiere decir que rechace totalmente la validez del Templo y la Torá sino que propone una interpretación alternativa: coloca en el centro al pueblo como lugar del poder y de la presencia de Dios creador y liberador. Por eso el culto no debe ponerse por encima de la praxis liberadora. En este sentido, los pobres, enfermos, pecadores, impuros y mujeres experimentan el ilimitado poder liberador de la basileia de Dios.


  • Uno de los grandes aprendizajes consistió en pensar a Dios como SOPHIA: Dios de bondad misericordiosa, que acoge a cada una de sus hijas e hijos y es reconocido por ellas y ellos (Lc 7, 35). Jesús bebió de esta teología sapiencial que desde el siglo III a.C. celebraba la bondad misericordiosa de Dios, su poder creador, su elección de Israel y su misteriosa presencia en la Gestalt femenina de la Sofía Divina. Esta teología no desarrollo temor a la Diosa como el profetismo clásico, sino que utilizó elementos de este lenguaje para hablar de la bondad misericordiosa del Dios de Israel. La llama hermana, esposa, madre, amada y maestra. Es Ella quien guía en el camino, quien predica en Israel, quien busca a las gentes, las encuentra y les invita a CENAR. Estas y otras acciones son atribuidas a Jesús, por eso se le presenta como el mensajero de la Sofía y más tarde como la misma Sophia (Mt 11, 28-30; 12, 32; Lc 12, 10; 11 49; 13, 34).


  • Por otro lado adquirí otra clave de lectura para comprender y profundizar sobre el movimiento de Jesús y el carácter incluyente de la comida comunitaria. Entendí que el obrar de Jesús se circunscribe en la tradición de Dios-Sofía, lo que hizo posible que su movimiento se convirtiera en un "DISCIPULADO DE IGUALES". Los publicanos, pecadores, mujeres, niños, pescadores, amas de casa y todos aquellos que a causa de las circunstancias de la vida y de las injusticias sociales fueron los marginados y los últimos en la sociedad israelita, ahora se reunían, compartían su trozo de pan y escuchaban en comunidad el Evangelio.


  • Con alegría y orgullo descubrí que las MUJERES PAGANAS fueron las primeras entre los no judíos que se convirtieron en miembros del movimiento de Jesús (Mc 7, 24-30). Con certeza y apoyadas en diferentes estratos de la tradición evangélica se puede deducir que las mujeres tuvieron un papel determinante en la extensión del movimiento de Jesús a los no israelitas (Jn 4, 1-42; Ga 2, 15b). Ellas que experimentaron la bondad y la misericordia del Dios de Jesús fueron las primeras en extender el movimiento de Jesús no sólo en Galilea sino en territorios paganos.


  • Lo anterior me capacita para afirmar con mayor claridad y pertinencia el PAPEL DE LAS MUJERES EN LA CONTINUIDAD Y EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO CRISTIANO. Estas discípulas no huyeron después del arresto de Jesús, sino que permanecieron en Jerusalén durante su ejecución y su entierro (Mc 16,1-6.8a). Apoyadas en su experiencia del resucitado, llegaron a la convicción de que Dios estaba de lado de Jesús y pudieron continuar su movimiento. Probablemente intentaron reunir a los discípulos dispersos y a los amigos de Jesús que vivían en Jerusalén y en sus alrededores: María, Martha de Betania, La mujer que ungiera a Jesús, la madre de Juan Marcos, María la madre de Jesús y a discípulos como Lázaro, Nicodemo, el discípulo amado. Algunas de ellas regresaron a Galilea su tierra natal y entre sus amigos y seguidores continuaron la corriente iniciado por Jesús. María Magdalena fue la más destacada entre los discípulos galileos.


  • Schüssler Fiorenza señala varios textos bíblicos que contestan claramente la estructura patriarcal. Sinceramente algunos de ellos no los interpretaba de esa manera. Sólo voy a citar algunos de una manera muy sucinta. Jesús criticó seriamente la forma como se planteaban las relaciones en el MATRIMONIO PATRIARCAL. En Mc 10, 2-12 dice Jesús que Dios no proyectó esa clase de relaciones desiguales. Según Dios, el hombre y la mujer deben disfrutar de una relación social común e igualitaria. En Mc 12, 18-27 Jesús reprocha nuevamente las estructuras patriarcales y dice que en el mundo de Dios las mujeres y los hombres no establecen relaciones de dominación y dependencia, sino de personas iguales que viven en la presencia del Dios vivo. Precisamente Mc 10, 29b se habla de un discipulado que se vive al margen de ese ordenamiento e inclusive que produce conflicto en su interior (Mt 10,34-36 y Lc 12, 51-53). Por otro lado hay una serie de citas que señalan la vocación de discípula de la mujer (Lc 11, 27) por encima de la vocación a la maternidad.


  • Hay más aún, el movimiento de Jesús llega a contraponer el tipo de relaciones de la familia patriarcal con el de la comunidad de los discípulos y discípulas de iguales (Mc 3, 31-35; Lc 11, 28; Mc 10, 30). En estos textos se omite de manera muy significativa los padres, mientras que las mujeres (madres y hermanas) son incluidas claramente entre los seguidores. Por otro lado, aquellos que hacen la voluntad de Dios conforman una NUEVA FAMILIA que no excluye a los "padres/amos" en su círculo pero que les da una posición diferente y les exige una relacionalidad igualitaria. El "niño/esclavo" que ocupa el lugar más bajo en la estructura patriarcal se convierte en el paradigma del verdadero discípulo/a (Mc 10, 15; Mt 23, 8-11). En esta nueva familia se rechaza toda exigencia de poder y dominio sobre los demás. Y por último cabe decir, que las nuevas relaciones de la comunidad de discípulos/as de iguales rechaza a los maestros y a los padres pues sólo uno es el Maestro y el Padre (Mc 10, 29-30; 11, 25; Lc 11,2-4; 12, 30).


  • Tengo que reconocer que el trabajo de la autora cambió una de mis opiniones sobre algunos de los ESCRITOS PAULINOS. Schüssler Fiorenza descubrió que aún en las esporádicas referencias que tiene en sus escritos, se puede advertir un vigoroso liderazgo femenino. Por meritos propios, las mujeres judías y paganas se pusieron al servicio del Evangelio. Además de estar comprometidas en la actividad misionera, lo estaban en las responsabilidades de la Iglesia antes e independientemente de Pablo. No es el caso describir aquí los resultados de la investigación que llevó a la autora a demostrar científicamente sus ideas. Les recomiendo leer las paginas referentes a esta parte (205 a 225). Personalmente me surgió la necesidad de conocer mis antecesoras: su nombre, el contexto en el que se desenvolvieron, sus experiencias, sus aportes a las iglesias, etc. Mujeres como María la madre de Juan Marcos, Helena la reina de Adiabene, Tabita de Jaffa, Lidia, Pisidia, Damaris, Priscila, Drusila, Berenice, Prisca, Febe, Junia, Apphia, Trifena, Trifosa, Pérside, Evodia, Síntique, Tecla, Apfia, Ninfas, entre otras muchas, son PUNTAS DEL ICEBERG en el que las mujeres más importantes del movimiento misionero salen a la superficie, no como excepciones de la regla sino como representantes de las mujeres cristianas que han sobrevivido a las redacciones androcéntricas y al silencio histórico.


  • Y finalmente, quiero compartirles otra imagen que tiene que ver con la teología de Pablo. Aquí también me sorprendí diciéndole "mereces otro punto a favor, mi Pablo". El apóstol luchó por la igualdad de los cristianos de origen judío y los procedentes de la gentilidad. Si el rito de iniciación cristiana fue el bautismo y no la circuncisión, LAS MUJERES Y LOS PAGANOS PODÍAN CONVERTIRSE EN MIEMBROS PLENOS DEL PUEBLO DE DIOS, con los mismos derechos y deberes que los hombres israelitas en cuanto a su posición y función socio-eclesial. Mientras que en el judaísmo el discípulo más fervoroso nunca podía alcanzar la posición del israelita varón, en el movimiento cristiano las herencias raciales, sexuales, de género y culturales no determinaban esta posición. Esto es exactamente el contenido del texto: "Los que os habéis bautizado en Cristo, os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni macho ni hembra, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 27-28). Pablo no niega las diferencias sexuales biológicas sino que afirma que las relaciones patriarcales y las relaciones sexuales no son ya un el elemento constitutivo de la Nueva Comunidad de Cristo. 


Nancy Olaya


PERO EN EL PRINCIPIO NO FUE ASÍ

De nuevo aquí, tratando de llegar hasta el final en esta tarea que nos propusimos; estoy muy satisfecha de haber leído la totalidad del trabajo de la autora. La tercera y última parte me ayudó a comprender como el movimiento cristiano primitivo pasó de ser una propuesta alternativa (frente al modelo patriarcal), a un sistema que calca el modelo de relaciones de la casa greco-romana y su consecuente subordinación y sumisión de los grupos más débiles.


Aunque asumimos con dolor el éxito histórico de esta corriente patriarcalizante sobre la praxis de relaciones igualitarias, democráticas y altruistas, podemos afirmar que éste triunfo no puede justificarse teológicamente y menos aún, invocar la autoridad de Jesús. Con razón y con gran esperanza podemos decir hoy “Al principio no fue así”, este SUEÑO fue perseguido y practicado por los discípulos y discípulas de Jesús, pero coexistió con la tentación de situarse “por encima” y/o “por fuera” de la igualdad general y con el interés más o menos sutil y violento de acallar, olvidar y anular el don de la “COMUNIDAD DE IGUALES”, en la que la elección de Dios no depende del origen religioso, social, sexual o racial, y que por lo tanto, concede a todos/as, hombres y mujeres, esclavos y paganos, autoridad apostólica y ministerial.


Con un material tan interesante y motivador, es difícil decidir cuál es la línea que se desea comentar. Seguiré glosando a la autora desde el enfoque que definí en el título de mi escrito: “En el principio… (Gn 1,1; Jn 1, 1)”. 


“En el principio…” las mujeres con bienes construían sinagogas, liberaban esclavos propios y ajenos, y desempeñaban funciones dirigentes en la sinagoga. Es más, la dirección ministerial de la comunidad no se restringía a estas matronas ricas y libres, sino que cualquier mujer, inclusive las “esclavas” eran también “ministras”.

 

“En el principio…” la profecía era una característica de cada discípula y discípulo de Jesús. La conversión y el bautismo introducían en una comunidad que era morada del Espíritu Santo. Cada persona era una mensajera/o de Sofía (Hech 2, 17-18). Los dones proféticos, las visiones, milagros… eran recibidos por mujeres y hombres. La profecía cristiana incluía el éxtasis y el hablar en lenguas, como prueban Pablo, Hechos, Apocalipsis y Hermas (1 Tesa 5, 19ss; 1 Co 14; Ef 2,20; 1 Tm 14; 4,1).


“En el principio…” las/os profetas tuvieron las mismas funciones y derechos que los sacerdotes judíos. Toda la “comunidad de iguales” era profética y por lo tanto, cualquier persona en su seno y bajo la inspiración del Espíritu Santo, podía presidir la asamblea. Esa es la razón por la cual en el NT nunca se da nombre al que preside o dirige la Eucaristía. Esta práctica duró todo el siglo I y parte del II (Apocalipsis, la Didaché 11, 7.18).


“En el principio…” las mujeres se encuentraron entre los dirigentes proféticos de las comunidades paulinas. En Lucas: María, Isabel y Ana son profetisas (magníficat). Hechos 21,9 menciona a las cuatro hijas de Felipe como profetizas. Juan, el autor del Apocalipsis, tiene conocimiento de una mujer que era profetisa, doctora y dirigente de una escuela profética o iglesia doméstica en Tiatira; sus seguidores son presentados como sus discípulos con el nombre técnico de “hijos” (así se utiliza en 2 Jn). La influencia de esta mujer profetisa parece haber sido lo bastante fuerte como para contrarrestar la de Juan, que no se atribuye el título de profeta. Hubo otra llamada Ammia, cuyo nombre era todavía muy respetado a finales del siglo II. Y una sucesión significativa de sacerdotisas…


“En el principio…” Eusebio por ejemplo, reconoce a algunos profetas y profetisas: Agabus, Judas, Silas, las hijas de Felipe, Ammia de Filadelfia, Cuatrato y otros. A mediados siglo II Justino afirma que los hombres y las mujeres cristianos tienen los carismas del Espíritu de Dios. Ireneo sostiene que Pablo reconocía carácter de profeta tanto a hombres como a mujeres en el seno de la comunidad.

“En el principio…” el autor de Hechos de los Apóstoles menciona mujeres profetisas como Theonoe, Stratonike, Eubulla, Artemilla y Nynfha. En Corinto una profetisa de nombre Myrta alienta a Pablo y a la comunidad a no desfallecer cuando éste tiene que dirigirse a Roma. Maximila y Priscila (o Prisca) fueron las principales profetisas del montanismo de ortodoxia doctrinal, pero fueron finalmente expulsados de la iglesia mono episcopal (mediados del siglo II) por el hecho de admitir a mujeres en los oficios eclesiales.


Puedo continuar, pero terminaré diciendo “Y en el principio…” las relaciones igualitarias fueron un hecho dentro de la comunidad de discípulas y discípulos de Jesús. Marcos y Juan lo dejan registrado en sus escritos. Otras fuentes del NT y fuentes foráneas a él, conservaron importantes rastros de estas prácticas. Más ejemplos: En cartas de Ignacio de Antioquia (comienzos del siglo II), saluda a mujeres concediéndoles gran importancia. Así mismo la Segunda Carta de Juan se dirige a una mujer, cabeza de una iglesia doméstica…

¿Qué nos paso? El cambio se cristalizó en el siglo II. Se pasó de una “autoridad alternante y circular”, accesible a todos los bautizados, a una autoridad patriarcal restringida a los cabeza (varones) de la casa. Se pasó de “las iglesias domésticas” a la iglesia “casa de Dios” en la que los responsables locales, absorbieron no solo la autoridad de enseñar como profetas y apóstoles, sino también el poder decisorio de la comunidad.


El tiempo de los apóstoles pasó. Sólo Pablo, es llamado apóstol y en su nombre se escriben las epístolas denominadas “pastorales” (1 Timoteo; 2 Timoteo y Tito). Su objetivo fue corregir y difundir las “verdaderas enseñanzas de la tradición”, según ellos, claro. Y la iglesia comienza a estratificarse según la edad natural, el sexo, el origen religioso y racial, etc. Ahora la comunidad es entendida como la casa patriarcal, la casa de Dios (1 Tm 3, 15; 2 Tm 2, 20). Su administrador es el obispo/vigilante; un buen paterfamilias (1 tm 3, 2ss y Tt 1, 7ss)… Los miembros subordinados de la casa deben someterse a la cabeza, así como las esposas (Tt 2,5), los niños (1 Tm 3,4) y los esclavos (Tt 2,9)… la mujer/esposa debe escuchar en total silencio y sumisión (1 Tm 2, 10-15)… etc. El valor supremo es la obediencia y la sumisión a los que tienen autoridad (Tt 2,10)…


Los cristianos deben observar el orden patriarcal de la casa y rogar por los reyes y por todos los constituidos en autoridad (1 Tm 2,1ss). Al negar la posibilidad de la enseñanza y la autoridad sobre los hombres, se les niega a las mujeres ser elegidas como obispo/vigilante. Su enseñanza se limita a la instrucción de otras mujeres (1 Tm 2,11; Tt 2,35). Es inevitable que conecte con la experiencia de una profetisa: “Acertó a venirme a ver un fraile francisco, llamado fray Alonso Maldonado, harto siervo de Dios y con los mismos deseos del bien de las almas que yo, y podíalos poner por obra, que le tuve gran envidia…” (Fundaciones 1, 7). “¿No basta señor, que nos tienen en el mundo acorraladas… que no hagamos cosa que valga nada por Vos en público, ni osemos hablar algunas verdades que lloramos en secreto, sino que no nos habíais de oír petición tan justa?” (Camino Escorial 3,7). Pareciera que el tiempo se hubiera detenido.

 

Nancy Olaya


Puedes hacerme algún comentario

Por favor inserta el código:

Atención: Los campos marcados con * son obligatorios.