TERESA DE JESÚS NARRADORA: De un Dios absolutamente mayor e íntimamente cercano

Por Nancy Olaya Monsalve

 

Después de leer los textos teresianos, vislumbré la posibilidad de aplicar un método semántico en el que fuera importante “las acciones de Dios[1]. Elegí uno ya experimentado por mí[2]. No lo voy a aplicar rigurosamente ni será la misma la orientación; más bien voy a aprovecharme de ciertos elementos que permiten re-conocer la forma como Santa Teresa narra a Dios, “nombra a Dios”. Entre líneas va mi propio correlato, me esforzaré para dejar-la hablar y por otro lado, introducir mis actuales marcos referenciales.


De los textos aconsejados se deduce fácilmente que el Dios narrado por la Santa es “acción”, es “verbo”. Ese Dios se muestra y comunica “haciendo”. Hagamos un primer ejercicio, me detendré en las acciones y en los campos semánticos señalados mediante subrayado y uso de mayúsculas, respectivamente.


En pronunciar esto mucho rato era el Señor servido me quedase en esta niñez imprimido el camino de la VERDAD” (V 1,4); “Quedóme una VERDAD de esta divina Verdad que se me representó, sin saber cómo ni qué, esculpida” (V 40,3); “Fija Dios a sí mismo en lo interior de aquel alma… con tanta firmeza le queda esta VERDAD, que… ni se le olvida ni puede dudar” (5 M 1,9)… etc.

ACCIONES

CAMPO SEMÁNTICO

IMÁGENES METAFÓRICAS[3] DE DIOS

Imprimir- esculpir-fijar

VERDAD

Un Dios fundamentalmente relacional y activo. Un Dios que se unta, toca y se mezcla con el mundo creado, con la humanidad.

 

Es asombroso como la Santa logra separarse del teísmo[4] en la práctica. Sobre la base de su propia experiencia y de su inteligencia intuitiva, va adoptando nuevas posturas e imaginarios: “Ella tenía tan fijada la VERDAD, que no le creyó y preguntólo a otros que le dijeron la verdad” (5 M 1,10). Es decir, logra resignificar de alguna manera los conceptos tradicionales de un Dios distante, señorial, poderoso, excelso e imponente. Me atrevo a decir que las imágenes de Dios en la Santa tienen consecuencias políticas y sicológicas muy importantes, no sólo religiosas. Con su forma de nombrar a Dios desafía las nociones de fe de su época y las de ahí en adelante. Hoy en el discurso oficial y mediático occidental, aún se habla de un dios así, sea para rendirle culto o sea para renegarlo. Y es que es evidente que se ha usado este lenguaje para perpetuar y reforzar mecanismos de opresión y alienación. Si ese es dios, es legítimo que existan en la tierra representantes suyos que actúen de la misma manera.


En contraste con esa imagen de Dios, Santa Teresa está interesada en narrar a un Dios que está en relación cercana con el mundo, con la historia, con su historia. Cuando ella habla, es imposible dejar de imaginarse a Dios que se acerca para tocar, imprimir, esculpir y “dejar huella”…  Podemos inferir mil cosas más, pero digamos ahora algo del Campo Semántico. La Santa se siente y se vive como portadora de VERDAD, no sólo como un “algo” sino sobre todo como un “Alguien”. Con ello se acerca al concepto neotestamentario del vocablo, ya que en última instancia la verdad es una persona: “Jesucristo”. Así mismo, se narra la bondad, belleza y dignidad de las mujeres y de ella misma. En trabajos anteriores se ha desarrollado la idea. Traigamos otro grupo de acciones, al igual que en el anterior y las restantes, se eligen los verbos y algunos de los campos semánticos que los determinan.


Andaba Su Majestad disponiendo para el estado en que se quiso servir... me forzó a que me hiciese FUERZA” (V 3,4); “Era todo haciéndome una FUERZA… me dio ánimo contra mí, de manera que lo puse por obra; (V 4,1); “Poderoso es para todo” (V 4,2); “Hace que resplandezca una virtud que el mismo Señor pone… casi haciéndome FUERZA para que la tenga” (V 4,10); “Hasta que el Señor poco a poco la cría y la hace determinar y da FUERZA de varón” (V 24,8)… etc.

ACCIONES

CAMPO SEMÁNTICO

IMÁGENES METAFÓRICAS DE DIOS

Disponer, forzar, hacer y dar fuerza, dar ánimo, criar.

“FUERZA” o

“PODER”

Un Dios en comunicación viva de sí (fuerza y poder), que actúa desde dentro y habita en lo que crea.

 

Esta imagen de Dios es muy hermosa. Es otra cara de la anterior, en este caso enfatiza la línea de un Dios que “cría” aconteciendo en el interior de la cria-tura, sin ser contenido en ella, pues es por naturaleza diferente y trascendente. Pero debido a su trascendencia, puede estar también inmanentemente presente en todas partes y en grado máximo en las mujeres y en los hombres ¡también en las “mujeres”!!! dijo Teresa de Jesús a un medio letrado (cfr. 5 M 1,10). De hecho, las teologías contemporáneas, entre ellas las de corte feminista, no oponen la idea del Dios trascendente y la del Dios inmanente. Conciben un Dios incognoscible pero al mismo tiempo fundamento de toda existencia y de todo acontecer. Testiga de esto es Teresa de Jesús: “Los que no tenían letras me decían que estaba sólo por gracia. Yo no lo podía creer…  parecíame estar presente... Un gran letrado… me dijo estar presente, y cómo se comunicaba con nosotros” (V 18, 15).


A partir de los verbos que utiliza la Santa nos podemos imaginar un Dios que está dentro, abajo y alrededor como fuente de la existencia. Más todavía, es como una fuerza creadora, amiga y compañera que desde el interior impulsa a ‘ser más’. “Muchas veces he pensado espantada de la gran bondad de Dios, y regaládose mi alma de ver su gran magnificencia y misericordia… Por ruines e imperfectas que fuesen mis obras… las iba mejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecados luego los escondíaDora las culpas. Hace que resplandezca una virtud que el mismo Señor pone en mí” (V 4, 10). Teresa afirma el Dios del éxodo y de la liberación, que abraza la existencia total de la persona y la abre al interminable potencial de su ser. Hay que decirlo de nuevo, es un Dios que afirma el poder de la mujer, su cuerpo, su racionalidad, su voluntad... Ese poder salvador y sostenedor, está en ella misma y la coloca en dialéctica con los modelos de la dependencia femenina de su época ¡y de la nuestra!!! El Dios que narra la Santa afirma que el “poder” y la “fuerza” de las mujeres no es inferior o no es peligroso, sino digno de confianza y valor.


Voy a cerrar con otro grupo de acciones que se encuentran determinadas por un campo semántico muy complejo. Se me quedan en el tintero campos tan importantes como el de la ORACIÓN.


Decíame el PREMIO que daba el Señor a los que todo lo dejan por Él” (V 3,1); “Quiere Dios –para que más MEREZCAMOS- que el alma sienta aquel espanto hasta comenzarlo a hacer” (V 4,2); “Aún en esta vida lo paga Su Majestad por unas vías que sólo quien goza de ello lo entiende” (Vida 4,2I); “Sea bendito por todo, que he visto claro no dejar sin pagarme, aun en esta vida, ningún deseo bueno” (Vida 4,10)… etc. 

ACCIONES

CAMPO SEMÁNTICO

IMÁGENES METAFÓRICAS DE DIOS

Dar premio, pagar en esta vida.

“PREMIO”, “MÉRITO” o “PAGA”

Un Dios generoso que con su actuar “siempre” levanta, regala y hace acrecentar sin anular la libertad.

 

Para Teresa de Jesús y en consonancia con la tradición neotestamentaria, la recompensa de Dios no es otra cosa que la manifestación de la misericordia y la bondad de Dios: “Cuando  Vos… la tornáis a dar la mano y la levantáis… Aquí es el parecer que todo le viene ancho lo que le dais, ve no merece la tierra que pisa” (V 19,5). Una vez más, su experiencia de Dios le permite resituarse en un marco moral en el que se predica una especie de justicia de obras, a la manera farisaica. Hay muchos textos suyos en los que esto queda claro, un ejemplo: “Fortaleced Vos mi alma y disponedla primero…, y ordenad luego modos cómo haga algo por Vos, que no hay ya quien sufra recibir tanto y no pagar nada… Sed Vos, Bien mío, servido venga algún tiempo en que yo pueda pagar algún cornado de lo mucho que os debo” (V 21,5).


Ahora bien, no quiere decir que ese Dios narrado por Teresa no promueva la libertad y corresponsabilidad. Es obvio que al tratarnos como personas con poderes y potencias, espera una respuesta de nuestra parte, pero no a la manera de ‘causa-efecto’ o ‘tanto-cuánto’. Narra la esencia de un Dios bondad y misericordia sin tasa: “Estas comparaciones (de más o menos servicio) son malas… Y lo mostró bien Su Majestad cuando pagó tanto a los postreros como a los primeros” (V 39,16). Claramente alude a la libertad divina para amar, obrar misericordiosamente y recompensar, de tal manera que, su bondad sobrepasa con mucho la justicia. La teologa Teresa magistralmente elimina cualquier equivalencia entre el obrar humano y el divino.

Desde la experiencia de Teresa de Jesús y la experiencia de las mujeres en general, podemos decir de Dios:


  • Que es una realidad absolutamente relacional por naturaleza. Ser Dios es ‘ser-en-relación’, aunque exista asimetría…
  • Que es una realidad solidaria con lo creatural e histórico. No mora aislada del mundo o en oposición a él, sino en relación recíproca e intimidad, sosteniendo toda vida, toda energía, toda fuerza…
  • Que se revela en el propio ser, como “Alguien” que actúa y ama desde dentro. Así pone en “acto” su trascendencia…
  • Que derrama compasión y que con su ser, “hace ser”…


¡Oh, quién diese voces por él, para decir cuán fiel sois a vuestros amigos! Todas las cosas faltan; Vos Señor de todas ellas, nunca faltáis” (V 25, 17).


¡Oh, qué buen Dios! ¡Oh, qué buen Señor y qué poderoso!… Sus palabras son obras” (V 25, 18).



[1]     La autora es  la Teóloga María Lucía Jiménez de Zitzman. Su trabajo dio lugar a la obra: “La acción soteriológica de Jesucristo en los cuatro evangelios a través de los campos semánticos que la significan”. Pontifica Universidad Javeriana. Ediciones Facultad de Teología. Colección Teología Hoy, N° 43, Bogotá 2003. La finalidad del método es, en palabras de su autora, encontrar el dinamismo de la acción de Dios, expresada especialmente en los verbos y significada a través de los Campos Semánticos.

[2]     Utilice el método en mi monografía para maestría en teología, cuya directora fue la Doctora María Lucía: “LA ACCIÓN SALVÍFICA DE DIOS-JESUCRISTO EN LOS PRIMEROS CUATRO CAPÍTULOS DEL ‘LIBRO DE LA VIDA’ DE SANTA TERESA DE JESÚS”. Pontifica Universidad Javeriana.  Facultad de Teología. Nivel Postgrado, Bogotá 2005.

[3]     Hablamos de metáforas con las cuales relacionamos dos realidades distintas. La metáfora apunta más allá de sí misma.

[4]     Perspectiva que ve a Dios como un monarca en la cumbre. Es un poderoso ser individual que mora en las alturas, rigiendo el cosmos y juzgando la conducta humana. Aunque ama el mundo, no está contaminado por él. Cfr. Elizabeth A. Johnson en “LA BÚSQUEDA DEL DIOS VIVO”. Editorial Sal Terrae, Santander 2008. Pág. 31.

 

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